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“Soy gay y no apoyo el matrimonio homosexual”

 

Es común encontrarse con personas que apoyen el matrimonio homosexual sin ni siquiera serlo. Personas heterosexuales que consideran que los gays tienen derecho a manifestar su amor y solidificar su relación ante el Estado y ante la sociedad por medio del matrimonio. Pero ¿qué pensaría de un gay que no apoya el matrimonio del mismo sexo? Este es el caso de Miguel, un hombre joven que no ha aceptado su condición de homosexual y debido a esto no apoya pero tampoco critica la iniciativa del matrimonio homosexual en Colombia.

 

La situación del matrimonio igualitario en Colombia no ha sido formalizada aún. En el año 2013 se celebraron matrimonios de personas del mismo sexo ya que la Corte Constitucional le había dado un plazo al Congreso de la República para que tomara una decisión frente al tema pero como no se hizo, las parejas pidieron ante los jueces formalizar su relación mediante un contrato . “El matrimonio es la figura legal que mayor protección y derechos le otorga a cualquier pareja. Y las del mismo sexo no pueden ser excluidas por su orientación”, según dice Marcela Sánchez directora de Colombia Diversa

 

Miguel es un caso verdaderamente particular. Se encuentra en una lucha interna, en donde no sabe ni quien es, que le gusta o que no. “Tuve muchas dudas y cuando entré a la Universidad todos quisieron imponerme la idea de que era gay” afirma Miguel. Aunque ha sido una difícil batalla de reconocimiento propio, acepta que quiso haber sido mujer. Sin embargo, no acepta ninguna medida que exista para cambiar su sexo, ya que afirma que no se puede pelear contra la naturaleza. Al hablar con él, es evidente la confusión en la que se encuentra. “Temo mucho no pertenecer a lo que para la sociedad colombiana es considerado “normal”, no me siento capaz de ser rechazado o tildado como una persona anormal, fuera del orden social establecido”. Estas ideas tan arraigadas a su ser, están altamente influenciadas por una familia ultra católica.

 

Un día le preguntó a su madre que haría si supiera que su hijo era homosexual, la madre respondió: “Dios me libre, lo llevaría a donde un psicólogo o donde un cura”. Miguel al escuchar esta respuesta dice que prefiere evitar “salir del closet” con tal de que su familia no lo llegue a considerar como un enfermo o un loco. “No podría vivir con eso, preferiría morirme antes de tener que aceptar mi sexualidad frente a mis padres y frente a la sociedad”. Es consciente de su condición de homosexualidad y de que no puede pelear en contra de sus propias inclinaciones, sin embargo se considera un cobarde y piensa que “sería capaz de sacrificar mi propia felicidad solo por encajar en la sociedad”. Es tan fuerte el temor que tiene a declararse homosexual que dice que así algún día su familia de ultra derecha, católica y con principios muy conservadores, llegara a aceptar el hecho de que es gay, igual no viviría como tal ya que reconoce que no está dispuesto a vivir toda su vida estigmatizado.

 

Debido a sus creencias religiosas producto de la educación que tuvo en su entorno familiar, dice que el matrimonio homosexual es pecado y que ser homosexual también lo es. No se opone al matrimonio, pero tampoco lo apoya, aplaude las personas cuya valentía los ha llevado a luchar por sus derechos como seres humanos, pero no está dispuesto a ser parte de esa lucha. A pesar de soñar con tener una familia tradicional con hijos producto de un hombre y una mujer como lo dicta Dios, sabe que no va a ser posible para él debido a sus preferencias sexuales. Prefiere pensar en una posible adopción sin contemplar en sus planes tener una pareja de su mismo sexo, y aún menos pensar en casarse. No es común encontrarse con una persona homosexual que opine de este modo, pero Miguel lo hace, debido a las profundas confusiones personales que posee en su vida y a las creencias religiosas tan arraigadas que tiene.

 

Por otra parte, Juan, otro homosexual, opina que los paradigmas sobre los cuales se edifica la concepción de la familia cambian conforme pasa el tiempo. Antes el divorcio era una opción impensable. Pero limitar las posibilidades del matrimonio a personas biológicamente opuestas es preservar estos paradigmas anticuados que no se ajustan a las realidades que la esfera social presenta actualmente. En su opinión, los matrimonios convencionales entre un hombre y una mujer van cada vez más en declive y por eso piensa que se debería dar paso a uniones entre homosexuales que seguramente podrían regenerar el sentido del matrimonio.

 

Sebastián, otro homosexual, afirma que hace poco se declaró homosexual, aunque se sintió encasillado y juzgado la mayoría del tiempo de su vida, decidió poner su felicidad por encima de los prejuicios injustificados de la sociedad. Aunque él considera que el matrimonio es un paso muy grande para cualquier pareja sin importar su orientación sexual. A pesar de defender el matrimonio homosexual, el tema de la adopción es muy delicado y siente que “no es por ser fatalista pero el mundo no está preparado para esto”, todavía existe un tabú muy grande frente al tema según él.

 

Según la psicóloga Yohanna Carolina Ruiz de la Universidad Manuela Beltrán, para algunas personas homosexuales el proceso de “destape” es difícil ya que se sienten solas y con temor cuando se dan cuenta de que su orientación sexual es diferente a los demás. Esto resulta especialmente cierto ya que tienen que enfrentarse con prejuicios y esquemas mentales de la sociedad. También pueden temer al rechazo familiar, de amigos, compañeros de trabajo y de grupos religiosos. Les puede preocupar perder sus empleos o ser objeto de burla y maltrato si llegan a descubrir su tendencia sexual. Lamentablemente estas personas tienen un mayor riesgo de ser atacadas físicamente. Estudios realizados en California a mediados de la década de 1990 indicaron que casi una quinta parte de todas las lesbianas y más de una cuarta parte de los hombres gay que participaron en el estudio, fueron víctimas de un delito motivado por el odio basado en su orientación sexual.

 

La realidad es que no todas las parejas del mismo sexo se quieren casar, pero si es importante para ellos saber que cuentan con los mismos derechos que cualquier otro ciudadano, sin que exista ningún tipo de discriminación en su contra.

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